
En Oaxaca, Morena enfrenta un desafío existencial. Más que un partido político con estructura orgánica y línea ideológica definida, parece una sombra de lo que debería ser. La falta de comités municipales visibles, la ausencia de oficinas y la escasez de reuniones políticas sugieren una organización débil y sin vida permanente.
Las preguntas que surgen son inevitables: ¿Dónde están los comités municipales? ¿Cuántas reuniones se han organizado? ¿Cuáles han sido las posturas políticas ante los ataques al partido? La falta de respuestas claras y contundentes revela una dirigencia partidaria desconectada de la militancia y sin experiencia política real.
La perspectiva es desalentadora. Si Morena sigue por este camino, podría enfrentar la debacle o convertirse en un mero "guardaespaldas" político del gobernante en turno. El riesgo es el desencanto popular, que podría tener consecuencias impredecibles.
Sin embargo, hay una alternativa. Es hora de considerar que, por encima de intereses personales o familiares, está la necesidad de fortalecer el instrumento político que se necesita para avanzar en la 4ta. Transformación. Es momento de construir un partido sólido, con una estructura orgánica y una línea ideológica clara, que pueda cumplir con su objetivo histórico de transformar la vida política, económica y social de México.
*¿Podrá Morena en Oaxaca encontrar su camino? Solo el tiempo y los militantes-hoy marginados-lo dirán.*