
La noche del 15 de septiembre se ha convertido en una tradición nacional en México, desde el gobierno de Porfirio Díaz, replicando el grito que Miguel Hidalgo y Costilla lanzó en la madrugada del 16 de septiembre de 1810 en Dolores, Guanajuato. Pero ¿es este un mero ritual o un llamado vigente a la lucha por la transformación de nuestro país?
*Clamor por transformar la realidad
El grito original fue un clamor por sacudirse el yugo de la corona española, impuesto por casi 300 años, periodo marcado por el saqueo de riquezas, explotación de la fuerza laboral y marginación de hombres y mujeres en la construcción de una patria libre y soberana. La Revolución iniciada por Hidalgo fue un levantamiento contra la invasión española, buscando no solo la independencia política de España, sino una transformación profunda de la realidad económica, política y social del territorio de Anáhuac, hoy México.
*Avances de un proceso inacabado
Sin embargo, los objetivos de esa lucha no se lograron plenamente en los 11 años de batallas sangrientas. Los insurgentes, liderados por figuras como Vicente Guerrero, negociaron con Agustín de Iturbide el fin de los enfrentamientos, reconociendo la imposibilidad de una victoria absoluta. Instituciones como el clero siguieron manteniendo su poder sobre la tierra y la política. Aun así, esos avances constituyeron la primera transformación de un proceso inacabado.
*La segunda y tercera transformaciones
Ese proceso continuó con la Reforma encabezada por Benito Juárez García- la segunda transformación- que buscaba reformas políticas, económicas y sociales para el desarrollo de las fuerzas productivas y el establecimiento del Estado mexicano. Luego vino la Revolución mexicana-la tercera transformación-, que logró el reparto agrario, derechos laborales, soberanía sobre recursos naturales y la separación Iglesia-Estado, sentando bases para la independencia económica y ampliación del régimen democrático.
*Cuarta transformación: mismos objetivos
Hoy nos encontramos en el umbral de la Cuarta Transformación. Los objetivos históricos siguen pendientes: conquistar la soberanía e independencia económica plena y ampliar nuestro régimen democrático. Por ello, el grito del 15 de septiembre no debe ser una mera costumbre, sino un llamado al pueblo a seguir luchando hasta ver logrados esos ideales. No basta con gritar "¡Viva México!" si no se acompaña de acción constante por transformar nuestra realidad. Es un recordatorio de que la lucha por una patria justa, libre y soberana es un compromiso permanente.