
Visión política
La movilidad también es política.
Por Fernando Cruz Lopez
En medio del debate nacional sobre obras monumentales, megaproyectos y trenes que cruzan la selva o el Istmo, a veces se nos olvida que hay políticas públicas más silenciosas, pero igual de revolucionarias. Oaxaca está intentando una de ellas: devolverle el derecho de paso al peatón.
La Policía Vial Estatal ha decidido intensificar el programa “1x1”, una estrategia vial que prioriza a los peatones —y sobre todo a las personas con discapacidad— frente a la vorágine del tráfico urbano. El programa tiene como eje el principio básico de respeto mutuo: un vehículo cede el paso, otro espera, y el peatón cruza seguro. Tan simple como civilizatorio. Tan básico como ignorado.
La iniciativa, respaldada por el Gobierno de la Primavera Oaxaqueña, no solo es un asunto de tránsito. Es un mensaje político. En una ciudad como Oaxaca, donde el espacio público ha sido históricamente invadido por ambulantaje, autos mal estacionados y banquetas intransitables, pensar en el peatón como prioridad representa un cambio de paradigma.
El director general de la Policía Vial Estatal, Toribio López Sánchez, lo dijo con claridad: “el peatón es primero”. La frase puede parecer obvia, pero en la práctica es revolucionaria. Porque implica deshacer años de permisividad vial, de cultura del claxon, del aventón imprudente y de la impunidad del automovilista.
La jerarquía de la movilidad no es solo un término técnico. Es una declaración política sobre qué tipo de ciudad queremos. Una ciudad que protege a sus peatones es una ciudad que protege a sus ciudadanos. Una ciudad que respeta la vida antes que la velocidad. Y sobre todo, una ciudad que sabe que las banquetas no son decorativas, sino rutas de acceso a derechos: trabajo, salud, escuela, comunidad.
Este tipo de estrategias no son nuevas. Ciudades como Bogotá, Ciudad de México y Barcelona han implementado políticas similares con buenos resultados. Pero en Oaxaca, donde las reglas de tránsito muchas veces son sugerencias y no normas, el reto es titánico. Por eso es fundamental que este programa no se quede solo en el discurso o en acciones simbólicas.
La movilidad segura no depende únicamente de patrullas y operativos; depende de cultura cívica, de urbanismo con enfoque social y de entender que un paso cedido a tiempo puede salvar una vida...Sigame en X como @Visionpolitica7