
VISIÓN POLÍTICA
PURO CUENTO.
Por: Fernando cruz López
El despliegue de más de mil elementos de diversas corporaciones de seguridad en la Central de Abasto de Oaxaca, bajo el apantallante nombre de “Operativo Pescador”, parece más un espectáculo montado para las cámaras que una estrategia real y coherente de combate al crimen organizado.
¿A quién quieren impresionar con este tipo de montajes? ¿A los ciudadanos que todos los días caminan entre borrachitos, drogadictos, carteristas y vendedores de fayuca sin que nunca se vea un solo patrullero?, mientras los verdaderos jefes del narco siguen despachando con toda impunidad en la Costa oaxaqueña o la Cuenca del Papaloapan, regiones donde la ley simplemente no existe.
Porque hay que decirlo con todas sus letras: si de verdad el gobierno quiere combatir la violencia y al crimen, no es en los pasillos del mercado de Abasto donde deben buscarlo. Ahí lo que abundan son drogadictos que necesitan ayuda, no rifles apuntándoles a la cabeza, y comerciantes que sobreviven entre la informalidad y la extorsión, pero que no están conectados a los grandes cárteles que mueven toneladas de droga, armas y dinero.
Pero claro, es más fácil montar un operativo de relumbrón en el corazón de la ciudad, que enfrentar a los verdaderos criminales que han hecho de la Costa una zona de trasiego de droga y de la Cuenca una tierra sin ley. Allá, donde los halcones patrullan con más libertad que las propias policías estatales, ni un operativo masivo, ni un solo “Pescador” se atreve a poner un pie.
¿Y qué resultados dejó la primera etapa del famoso Operativo Pescador? Poco o nada. Unos celulares asegurados, unas personas detenidas por posesión de mariguana, y mucha propaganda gubernamental. Ahora, el pasado viernes en esta “segunda etapa”, se repitio el mismo libreto, con el mismo exceso de fuerza, y con el mismo resultado, es decir solo en encontraron drogadictos alcohólicos y gente en condición de calle.
Lo que verdaderamente necesita la Central de Abasto no es un convoy militar, sino una estrategia de rehabilitación social, atención a las adicciones, apoyo a comerciantes y vigilancia cotidiana, no espectáculos intermitentes. La seguridad no se construye con operativos de un día, sino con presencia constante, con inteligencia real y con voluntad política de enfrentar lo incómodo.
¿A quién se quiere proteger con esto? ¿A los ciudadanos o al gabinete de seguridad que necesita justificar su ineficacia con boletines de prensa y fotos en redes?
Mientras tanto, en las zonas rojas de Oaxaca, donde los asesinatos, desapariciones y ejecuciones se dan a plena luz del día, ni el dron de la Guardia Nacional asoma. Porque allá no hay cámaras ni reflectores, solo silencio, miedo… y complicidad.
¿Hasta cuándo Oaxaca tendrá una estrategia de seguridad que deje de simular y comience a actuar donde realmente importa? Porque si vamos a seguir montando estos operativos de relumbrón, mejor que los hagan de noche y sin cámaras, para que al menos no insulten la inteligencia de los oaxaqueños…Sigame en X como @visionpolitica7