Expolición / Narrativa sin fin / Amado Sanmartín Hernández

Expolición / Narrativa sin fin / Amado Sanmartín Hernández
Expolición
Narrativa sin fin
Amado Sanmartín Hernández


Ni en los peores momentos de Oaxaca su gobierno tartufo deja de mirarse a los espejos de su egocentrismo y al retrovisor de los desastres que dejaron los regímenes pasados. 

Su principal propósito es mantener a Oaxaca en las marquesinas del mundo ya sea con los escándalos gubernamentales de corrupción o de los estragos de los estragos de la naturaleza como ahora con el huracán Erick, y los que ya están haciendo cola para devastar el Estado, principalmente aquellas comunidades que siempre han sido blanco de la furia desatada de estos fenómenos. Se vació el palacio de Gobierno y todas sus oficinas y departamentos, porque sus titulares se fueron a la costa oaxaqueña a tomar una pala o un pico, meterse al lodo y tomarse la foto.

 La gran hazaña estaba hecha y el deber cumplido, también, pues consideraron que con su sola presencia, los desastres de Erick tendrían solución. 

Para dejar constancia de que este gobierno morenista es de territorio, algunos pajarracos de la mediocracia al servicio del Virreinato fueron trasladados a las costas oaxaqueñas y difundir con estridencia un espejismo, no de lo que veían, ni de la destrucción del meteoro, sino de las palabras del gobernante y los funcionarios federales y locales durante sus conferencias diarias de prensa. Mas profesionales y éticos, algunas televisoras y medios nacionales han estado haciendo la cronología de los daños y las condiciones en que quedó la zona. 

Ni la filípica del gobernador, de la propia presidenta de la República, ni sus promesas tampoco, podrán borrar y menos hacer olvidar la tragedia que viven y seguirán viviendo la gente de los pueblos “donde les tocó vivir”. 

Los que sí merecen reconocimiento, porque siempre han estado en estos desastres en el país, son las fuerzas federales y de la sociedad civil, que nunca han negado su apoyo a los pueblos en desgracia. Pero como siempre, funcionarios de este régimen corrupto no perderán la oportunidad de embolsarse millonarias sumas de dinero destinados para los damnificados. Así ha sido siempre desde los reinados del priato y ahora no tiene por qué ser diferente.


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EL desastre ciclónico en la costa e istmo de Tehuantepec solo sirve como otra pasarela -al igual que las fiestas de los Lunes del Cerro- para que el gobernador se luzca y presuma con esa narrativa sin fin de Scherezada de que estas devastaciones no pudieron ocurrir mas que en el momento preciso de su mandato para reparar los daños y condiciones de vida de miles de damnificados que ya de por sí, sobrevivían a un subdesarrollo por olvido de sus regímenes autoritarios y corruptos. 

Es ahora, en estos momentos difíciles, cuando los gobiernos del Estado y Federal voltean a ver a esos pueblos a los que siempre le han negado todo y que si sobreviven, es por su tequio y el esfuerzo generoso de su gente.


 El mandatario morenista y su seleccionado gabinetazo incompetente han aprovechado esta desgracia para presumir y escandalizar a través de sus medios rentados, que si no pudieron evitar que el huracán tocara tierra, ahora serán capaces de reconstruir lo mas rápido posible la zona dañada ¡pasumá!. 

Y en medio de todos estos desastres, el discurso opiáceo gubernamental ahora todos los días, desde conferencias en la costa oaxaqueña, el gobierno no deja de hablar más que de la ayuda de los millones de pesos que se van a invertir para la reconstrucción de la infraestructura de los pueblos dañados. 

Es chocante la verborrea del gobernante cuando se refiere a las sumas que se invertirán para que la gente tenga apoyos para levantar sus viviendas devastadas, sus sembradíos y animales; otros daños que tendrán el impulso de los dineros federales serán las carreteras y caminos troncales que dejaron incomunicados a muchos pueblos, las miles de escuelas y centros de estudios que quedaron sin techos o sin paredes, limpieza de pozos artesanales, el levantamiento de viviendas y todo lo que comprende el Plan Nacional de Reconstrucción. 

Es mucha la tarea que falta por hacer e insuficientes serán los recursos para una reconstrucción pronta y eficaz. No es el momento de andar presumiendo como en pasarela, ni gritando urbi et orbi, los millones y millones de pesos que se invertirán en la reconstrucción de los pueblos en desgracia, “no como antes” en que todo el apoyo federal e internacional -antes de que desapareciera el FONDEN- se robaban los gobernantes en turno. Y mientras haya corrupción, no se cree que en este régimen de tartufos haya desaparecido.
So long.

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